Los secretos mejor guardados de Madrid: La Quinta de los Molinos
El parque Quinta de los Molinos es uno de esos los lugares únicos que muy poca gente conoce en Madrid. Un oasis de paz y naturaleza donde poder disfrutar de la primavera en todo su esplendor paseando entre almendros en flor.
Cada año, a partir del mes de marzo (aunque depende de la climatología), sus almendros florecen propiciando un paisaje de inigualable belleza y encanto.
En esta época el parque se vuelve especialmente fotogénico y es un lugar ideal para respirar aire puro y evadirse del estrés y las prisas de la ciudad. También es ideal para hacer un picnic ahora que empieza el buen tiempo.
Almendros en flor, estanques y molinos
Además de almendros y otros árboles, el parque cuenta con un estanque con patos, un invernadero, un pequeño palacete, y por supuesto, varios molinos que dan nombre a este pulmón verde madrileño.
El origen de La Quinta de los Molinos tuvo lugar en los años veinte del siglo pasado, con la adquisición por parte de D. Cesar Cort Botí, prestigioso ingeniero y arquitecto, de una de las parcelas que más tarde conformarían la finca. En 1978 fallecerá y sus herederos llegarán a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid para que pase a formar parte de su patrimonio. Hoy en día, podemos decir que se trata del jardín más extenso y mejor conservado de aquel periodo en Madrid. Además, está catalogado como Parque Histórico por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997.
Se encuentra ubicado en el distrito de San Blas, en el número 527 de la calle Alcalá (Metro Suances). Tiene 5 puertas de acceso: en la calle Alcalá, la calle Juan Ignacio Luca de Tena, la avenida 25 de Septiembre y la calle Miami. Se puede visitar de manera gratuita de 6:30 a 22:00 horas.