Qué debo hacer si pierden mi maleta
Miles de maletas se pierden todos los días en los distintos aeropuertos del mundo. Si te ha ocurrido a ti o temes que pueda sucederte, debes saber que en el caso de incidencias con el equipaje (pérdida de maleta, deterioro o demoras) tienes derecho a reclamar.
Qué debo hacer si pierden mi maleta
Si ya han salido todas las maletas de la cinta transportadora y la tuya no ha aparecido, es el momento de dirigirte al mostrador de tu compañía aérea y rellenar el Parte de Irregularidad de Equipaje. También deberás presentar una declaración formal antes de 7 días en el caso de que tu maleta haya resultado dañado y antes de 21 días por pérdida de equipaje (hasta ese tiempo tu maleta se considera extraviada y no perdida). Solicita una copia de todos los documentos que rellenes y guárdalos junto a tu billete y el tiquet del equipaje que te dieron al facturar tus maletas.
Haz una lista de todo lo que llevabas en la maleta (pueden pedirte los recibos de algunos artículos). Esto servirá para calcular la indemnización que te corresponde.
¿Y cuánto dinero podemos reclamar? El máximo es de 1.350 euros, según el caso. En caso de retraso en la entrega del equipaje, la indemnización va en función del tiempo transcurrido desde que éste desaparece hasta que nos lo entregan de nuevo. En caso de pérdida, la aerolínea hará una valoración con un descuento por el desgaste de sus pertenencias. Si consideras que has facturado artículos con un valor superior a los 1.350 euros, deberías hacer una declaración especial de valor de equipaje y pagar un extra para asegurarlo. Si aseguraste el equipaje antes de volar, puede que consigas una indemnización superior.
Y ármate de paciencia a la hora de reclamar. Las compañías suelen intentar evitar al pasajero hasta que éste se cansa o se olvida de lo sucedido. Así que no temas resultar pesado, reclama lo que te pertenece.
Terminamos este artículo con unos consejos para evitar grandes pérdidas: Identifica tu maleta poniendo tus datos de contacto en un lugar visible y nunca factures cosas imprescindibles (documentación, teléfono móvil, medicamentos…) ni de gran valor monetario o personal.